Pues ya estamos a un brinquito de terminar los festejos decembrinos y yo todavía no platico de mi cena navideña, la neta fué un balde de agua fresca en medio de una caminata por el desierto... 3 años señores, 3 años que no cenaba en casa, y no solo eso, 3 años que llegaba DE TRABAJAR a la cena de Navidad en la madrugada con todos ya jetones, o en la sobremesa si bien me iba. Sin ganas de cenar, molido por mes y medio sin descansos y dobles turnos, a dormir sin cenar o a cenar pestañeando haciendo un esfuerzo sobrehumano ya que al otro día había que levantarse a chingarle otra vez. Ya dí un cambio radical en mi vida profesional, y estoy muy contento. Mi anterior chamba me dió mucho pero me quitó muchísimo, no reniego, fuí felíz, pero cuando dejó de ser positivo fué el momento de partir.
Definitivamente fué un sentimiento padrísimo revivir el evento de cenar con la familia en estas fechas, ahora con el anexo de mi domadora, lo cual la hizo una experiencia de nostalgía pero modernizada...ni yo me entendí...pero estuvo bonita la cena.
Luego un leve brindis con los cuates y a jetear ¿qué he hecho para merecerme tanto?, estoy agardecidísmo con Dios por mi familia, mi novia y mis amigos, yo no sé que haría sin todos ellos, son mi columna vertebral, me sostienen en pie cuando dan ganas de hincarse y llorar de impotencia, te cargan sobre su espalda cuando tus piernas no dan más, te arrastran a tierra firme cuando has tocado fondo. No me pienso poner sentimental ni meditabundo...eso lo dejo para fin de año. Over and out.
1 comentario:
Que chido que hayas podido disfrutar de una cena navideña como Dios manda. Tener una familia con la cual poderse sentar a cenar es una bendición, y más en estas fechas.
En otras cosas....
¡¡Qué chingón está ese reno!!
:D :D :D :D
Publicar un comentario